Conteste, don Serafín,
en prosa, en verso, o en ripio,
qué cosa tiene principio,
pero no tiene fin.
(Los números) Empiezan con uno,
prosiguen con dos,
y el fin de la cuenta
la conoce Dios.
(Los números)
Yo soy una dignidad
y siempre suelo ser dos,
y soy cuatro y veinte y ciento,
pero tres y cinco no.
(Los números pares)
Redondo soy
y es cosa anunciada
que a la derecha algo valgo,
pero a la izquierda nada.
(El cero)
De miles de hijos que somos
el primero yo nací
y soy el menor de todos
¿cómo puede ser así?
(El uno) Tengo forma de patito
arqueado y redondito.
(El dos)
Soy más de uno
sin llegar a tres,
y llego a cuatro
cuando dos me des.
(El dos) Mi silueta de cisne
no tiene igual
y que el par represento
no hay que dudar.
(El dos)
Tengo forma de serpiente
pero no la que más miente.
(El tres) Soy un número, y no miento,
que tengo forma de asiento.
(El cuatro)
Soy como una escalerita
o como un hombre sentado
y cuando se habla de patas
soy las que tienen los bancos.
(El cuatro) Las estaciones del año
y también los elementos
y los puntos cardinales
y el número represento.
(El cuatro)
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